Senjutsu de Iron Maiden: la doncella reposada

¿Pero qué demonios pinta en el blog de una web llamada Cómics Barcelona una entrada sobre un disco?

La pregunta tiene su lógica y la respuesta también. O eso creemos.

Esta entrada responde a varios motivos, el primero de ellos y fundamental, el hecho de que se de la circunstancia de que absolutamente todas las personas que componemos Cómics Barcelona seamos melómanos y más concretamente fans de la música rock y metal y ya siendo aún más concretos, fans de Iron Maiden.

No en vano en cuanto tenemos la oportunidad procuramos ofreceros cuanto merchandising alrededor de los de Steve Harris cae en nuestras manos, porque una empresa como la nuestra tiene ese poco (mucho) de apuesta personal que hace que al final la cabra tire un poquito al monte, al punto de que a día de hoy en nuestro catálogo incluso tenemos la autobiografía de Bruce Dickinson, que ya que estamos aquí, no podemos por menos que recomendaros con toda la pasión.

 

Y entroncando con esto último, queremos que este blog también tenga ese puntito personal, así que de tarde en tarde os ofreceremos entradas como esta en la que no se trate estrictamente de temas que en principio estén relacionados con nuestra web, aunque ya veis que de un modo u otro al final sí lo están.

Por otro lado y desde el punto de vista meramente objetivo, la relación entre el mundo de la ilustración o la literatura y las míticas cubiertas de Derek Riggs o las temáticas de las letras de Maiden es más que evidente, por lo que al final, siempre hay un nexo de unión.

En cierta manera, la música metal y el cómic siempre han estado hermanados.

Todos sabemos que nunca ha sido infrecuente ver por las tiendas del ramo a gente con camisetas de Judas Priest entre otras personas ataviadas con el logo de Marvel, o con una ilustración del universo  Star Wars.

Y de hecho en DC Comics lo han visto perfectamente y ahí tenemos la obra de Scott Snyder y Greg Capullo.

Hecha esta (mayormente innecesaria) justificación, vamos a lo que hemos venido, que es a dar nuestra opinión en torno a Senjutsu, el decimoséptimo álbum de estudio de  Iron Maiden que vio la luz el pasado 3 de septiembre de 2021 casi dos años más tarde de lo que le habría correspondido, debido a no sabemos qué pandemia que anda circulando por ahí.

Y esta es más una entrada de impresiones generales que el típico análisis tema por tema que podréis encontrar en casi todos los sitios, porque somos melómanos, pero no somos músicos y no nos creemos con autoridad suficiente como para encarar semejante tarea.

A estas alturas de la carrera musical de los de Londres, con una solidez y una constancia absolutamente envidiables y a la puertas de la jubilación (nos duele más escribir esto que a ti leerlo, créenos, pero es un hecho) no hay lugar para esperar un trabajo revolucionario ni un cambio de timón dramático en la dirección musical que han venido tomando desde Brave New World según algunos, desde X Factor según otros , o incluso desde Seventh Son of A Seventh Son según los que hilan más fino y buscan la primera incursión de Maiden en el progresivo.

Incursión que ya se dio en su primer disco con el tema Transylvania, por lo que al final, la conclusión que sacamos es que a Harris siempre le ha tirado el tema y lo único que ha hecho ha sido acentuar su gusto por esta tendencia más y más hasta convertir a su Doncella en una banda que podríamos calificar sin demasiados reparos como de genuino metal progresivo.

Dejando las etiquetas para la ropa, la impresión que nos ha causado Senjutsu ha sido a un tiempo familiar y extraña.

Familiar porque como hemos dicho, hace ya más de 20 años que Maiden vienen apostando por las canciones largas y elaboradas, así que cero sorpresas al escuchar 4 temas  que sobrepasan los 9 minutos de duración del total de los 10 temas que componen el disco.

Sin embargo, la extrañeza proviene del tono general del álbum, que percibimos empapado de un cierto aire de melancolía.

No, desde luego que no estamos hablando de Iron Maiden tomando el relevo emocional de HIM, pero Senjutsu es un álbum reposado hasta rozar lo contemplativo.

O como muchos dirán, lo aburrido, y es comprensible.

No hay ningún Trooper, ningún Aces High ni mucho menos ningún The Number Of The Beast en este disco.

De hecho, apenas hay galopadas épicas al bajo con la excepción de Stratego y de algunas otras partes concretas de otros temas.

La Doncella necesita (o quiere) reposar pero sin dejar de seguir narrando su historia.

Una historia que, aunque el álbum no sea conceptual, enmarca sus coordenadas argumentales y sonoras en el  Japón feudal , una época que si por algo se caracteriza, es por haber cobijado en sus últimos compases el ocaso de toda una extirpe de guerreros ascendidos a la categoría de míticos por el imaginario colectivo: los samurái.

Y verán ustedes, puede que sea una percepción muy particular, pero no podemos dejar de notar un cierto paralelismo entre este hecho y el momento que viven ahora mismo Maiden y todo el rock en general.

Un grupo de guerreros legendarios que antaño lo fueron todo, pero que ahora apenas tienen cabida en un planeta sonoro tomado por la música electrónica y los ritmos latinos.

Desde un punto de vista meramente pragmático, vemos muy difícil llevar este Senjutsu al escenario, hábitat natural de estas seis bestias británicas y en donde nos morimos por volver a verlos.

No podemos escuchar el disco y vernos mientras tanto coreando sus riffs y sus estribillos cerveza en mano.

Este es, en nuestra opinión, el primer disco de Maiden concebido para escuchar más que para vibrar y nuestra apuesta es que su siguiente gira será poco más o menos que la abortada (a la fuerza)  Legacy Of The Beast salpimentada con los temas más coreables de este último trabajo, que hay que subrayar que son los menos.

Pero ¿es un buen o un mal disco?

Año 2021. Disco de Iron Maiden.

Con la que está cayendo a todos los niveles (musical, social etc …) lo que es, es un milagro, pero tratando de responder a esa pregunta es un disco más que correcto.

No creemos que vaya a atraer legiones de fans a sus shows, pero tampoco va a espantar a nadie que les lleve marcando de cerca durante las últimas dos décadas.

Nicko, Janick, Adrian, Dave, Bruce y Steve son seis músicos de un nivel excepcional, con una trayectoria, insistimos, intachable (cero escándalos) y con una pasión por su arte (y negocio) que ya empieza a ser estudiada en los círculos del marketing.

Miguel Ángel podía entregarte unas esculturas mejores que otras, pero jamás te iba a entregar una mala escultura.

Sirva la analogía salvando las distancias.

Lo que sí os recomendamos es que le deis tiempo.

No es un disco para nada fácil.

No entra a la primera y puede que ni a la décima, pero es un disco que gana muchísimo con las sucesivas escuchas.

No hay más que echar la vista atrás y recordar otros trabajos como A Matter Of Life And Death que en su momento causaron más tibieza que otra cosa para ver como hoy son reivindicados como grandes compendios de canciones por quienes quisieron ir más allá de las primeras escuchas.

No. No son los Maiden de Powerslave o Piece of Mind.

Ni tú eres el chaval que salía de casa un viernes y volvía un domingo, pero seguro que le puedes dar lecciones a más de un veinteañero de como se hace press de banca, aunque cuando las aprenda, acabe tirando el doble que tu.

Pues en esas estamos.

Se llamada madurez y bien llevada, es tan disfrutable como la juventud.

Esperamos que os haya gustado esta pequeña salida del tiesto y para completar la entrada os dejamos con la video reseña que hicieron los chicos de Gotham City Informer de la mencionada autobiografía de Bruce Dickinson:

 

 

¡Salud y rocanrol!

 

 

Dr. Átomos Jr.

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