Gonna fly now, Apollo.

Creemos poder afirmar con bastante rotundidad que muchos de los que nos reunimos por estos pagos entramos dentro de la “Generación X“: John Byrne, Heavy Metal, Michael Jackson, Robocop , La Bola De Cristal, y, como no: Rocky.

Porque los más jóvenes quizá recuerden a Carl Wathers como Greef Karga en The Mandalorian, pero para el que esto escribe siempre fue y será Apollo “Master Of Disaster” Creed.

El rival/mejor amigo que Sylvester Stallone creó para su saga más icónica.

Ese amigo y maestro que todos hemos querido tener.

Os seré brutalmente sincero: para el que esto escribe se ha ido un miembro de su familia.

Durante algún tiempo, algunos crecimos con la convicción de que existían buenos y malos.

Elegimos creerlo antes de que los años y la realidad nos demostrasen que las cosas difícilmente son  solo blancas o negras.

Creíamos en héroes y en villanos sin fisuras.

Y también llegamos a creer que la distancia que separa ambos calificativos (que hoy sabemos que es ridículamente corta) se podía recorrer en ambos sentidos a mayor gloria del concepto de redención.

Apollo es un arquetipo tan potente como casi todos los que suele crear el bueno de Sly.

Un tipo con un enorme talento pero carente de la más elemental de las sutilezas a la hora de desarrollar un personaje.

Y puede que precisamente por eso sus creaciones tengan madera de eternas.

De malo sin escrúpulos pasó a mentor y mártir en un arco que difícilmente podría estimular más nuestras mentes adolescentes (y no tan adolescentes), para finalmente y en una decisión totalmente digna de aplauso, morir en el intento.

¿Se puede hacer algo más heroico?

Y, por favor, olvidemos aquí la aburridísima lectura política (o echemos un vistazo al Director´s cut de Rocky 4 de 2021, muy revelador a ese respecto tan solo añadiendo un par de escenas).

Todos sabemos lo que se cocía en el mundo en 1985 (lo mismo que ahora, por cierto).

Amenazas más grandes que la vida (sean rusos hormonados o invasiones extraterrestres) a las que solo un hombre “””””corriente”””””” tenía el valor de hacerles frente.

Historias más humanas de lo que ningún amigo del buenismo estaría dispuesto a reconocer.

Por supuesto que no me olvido del apretón de manos con Dutch en Predator, ni de “Action Jackson” (afróntalo: es mala).

Ni de la ya mencionada aportación al universo Star Wars, esta vez incluso como director, demostrando que no era ningún advenedizo tras las cámaras.

Pero yo las considero anécdotas en la carrera de un hombre que arrancó con el don y la maldición de encarnar a una leyenda involuntaria.

La familia Balboa se hace vieja y se ve poco a poco mermada.

Su mensaje más profundo,  jamás.

Gracias por todo, Apollo.

 

 

Dr. Átomos Jr.

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