Crítica de “Eternals”. Marvel se “desmarveliza”.

 

 

Bueno: crítica, crítica, ya tal.

Más bien es una opinión pero de alguna forma hay que titular la entrada y tentar al SEO, y´know.

Este fin de semana el que esto firma ha visto Eternals, la que sin duda es la apuesta más atípica de todo el MCU, si nos olvidamos de los Thor pre-Waititi.

Y es atípica en cuanto a desarrollo, porque la premisa no se aparta demasiado de cualquiera de otras propuestas en torno al género de superhéroes que el cine nos viene ofreciendo con regularidad en los últimos ya 20 años.

La historia ya la conocemos todos a estas alturas: un grupo de semidioses han vivido escondidos entre nosotros ayudándonos por un lado a evolucionar como especie, pero por otro, teniendo totalmente prohibido inmiscuirse en el devenir de ciertos acontecimientos (hay que justificar su ausencia durante El Chasquido) y aquí es donde la película tiene su primer problema de consistencia.

Los que estamos acostumbrados a leer cómics obviamos completamente este tipo de artimañas porque estamos más que acostumbrados a ellas.

Retrocontinuidades cada 5 números nos han hecho inmunes a las incoherencias, pero poniéndonos en los zapatos del espectador que solo sigue las películas, no podemos evitar que el tema nos chirríe. Pero en fin, pueden ser manías.

Sin embargo, es la apuesta en general lo que más desconcertado me ha dejado.

Por un lado la elección de los personajes es cuanto menos, extraña.

No son precisamente los que tienen una mayor base de fans en su medio original, pero eso nunca ha sido un problema para Marvel hasta ahora.

A alguno le puede estallar la cabeza si le decimos que en 2007, Iron Man o el Capitán América solo nos importaban a 4 frikardos y mirad las cotas de popularidad que han alcanzado ambos.

El problema que he tenido con ellos es que no he llegado a empatizar en ningún momento con ninguno.

Todos se muestran demasiado fríos y distantes, y los intentos de humanizarlos, como darle una personalidad desenfadada a Kingo o una relación sentimental a Phastos no han sido suficientes como para generar ese cariño que en un punto u otro del metraje tienes que cogerle al menos a uno de los personajes para interesarte en qué va a pasar aunque sea solo con él.

Desde luego que es algo intencionado, ya que los personajes creados por Jack Kirby en general, jamás han destacado por ser precisamente accesibles y cercanos, y es de suponer que estos Eternals jugarán un papel clave en el futuro del Universo Cinematográfico Marvel y posiblemente alguno de ellos se haga un hueco en nuestros corazones.

Lo mismo sucedió con el mencionado Thor al fin y al cabo, pero en esta cinta, su directora Chloé Zhao no ha logrado (o no ha querido) que nos llevemos a ninguno en nuestro corazón.

Por un lado es muy de agradecer que Marvel se haya desviado de su archimencionada (y eficaz) plantilla a la hora de construir esta historia, pero por otro, el resultado es agridulce.

La película es bellísima en lo meramente visual, pero en muchas ocasiones peca de expositiva, como si tuviesen demasiado que abarcar un un tiempo limitado de metraje, que, por otro lado, al final resulta ser a todas luces excesivo.

¿Aburrida? Sin duda es un apelativo que puede aplicársele y más de uno se habrá aburrido, sin embargo yo la describiría más bien como abrumadora.

En no pocas ocasiones tuve que hacer verdaderos encajes de bolillos para saber exactamente de quién estaban hablando (el que los personajes sean unos perfectos desconocidos no ayuda, insisto) y en alguna me he descubierto pensando “¡Anda! ¡Es verdad que estaba este también!” al ver reaparecer a uno de los Eternos en la pantalla.

Y sobre todo sigue adoleciendo de un mal endémico en el MCU: el villano (villanos en este caso) tienen el carisma de un lápiz a medio usar.

Los Desviantes no van más allá de la amenaza física oportuna para que los protagonistas puedan lucir sus habilidades y poderes, y acaban por ser algo demasiado genérico para resultar memorable.

Con todo, esta película tiene potencial.

La veo como el típico producto que puede ganar con una secuela que toque las teclas adecuadas y te haga revisitar esta con otros ojos, una vez ya tengas un mayor bagaje emocional junto a estos personajes.

Más que ninguna otra, esta propuesta se me antoja como un episodio de transición en el MCU que necesita un contexto general para encajar.

Fe tenemos de sobra, que si algo sabe hacer Marvel es entretenernos, aunque en esta ocasión, nos haya puesto a cavilar un rato.

¡Por Eternia!

Dr. Átomos Jr.

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